Thursday, April 12, 2007

Queremos un prójimo descafeinado

Sobre el problema de los inmigrantes en el Primer Mundo, el pensador esloveno dice que Occidente practica “una tolerancia virtual” y que vivimos en un solipsismo colectivo.
J. Rodríguez Marcos
El País, de Madrid.
Slavoj Zizek es un provocador nato, pero él se define como "un intelectual clásico".
"Créame – insiste–, en el fondo soy lo contrario de esos chicos malos del instituto ¿Recuerda? Aquellos que dentro del libro de filosofía escondían una revista porno. Yo soy al revés. Dentro de las revistas porno escondo la filosofía. Disfruto con Hegel y finjo que disfruto con Hollywood. Son mis colegas los que disfrutan con Hollywood y fingen que lo hacen con Hegel". Zizek no para de moverse y hablar. La conversación comienza en su hotel, sigue en un taxi, pasa por tres ventanillas de facturación del aeropuerto de Barajas, Madrid, se prolonga en la sala de espera y termina en el control de seguridad. Nació en Ljubljana (Eslovenia) en 1949 y allí vive un tercio del año. Otro más reside en Buenos Aires (su mujer es argentina) y el tercero lo hace "en los aviones". Venía de Moscú vía Praga y se marchaba a Santiago de Compostela para, al día siguiente, viajar a Francfort y Los Ángeles. En Eslovenia tiene, dice, el mejor trabajo del mundo: "No hacer nada", es decir, investigar para el Instituto de Estudios Sociales. Junto a Hegel y a Lacan, tiene a Marx entre sus referentes, pero el gobierno comunista de Yugoslavia lo consideró poco ortodoxo como para confiarle la formación de los jóvenes, y lo apartó de las clases: "Además", explica, "yo no creo en el diálogo filosófico. La filosofía siempre ha sido dogmática. En todo caso es un malentendido. Aristóteles malinterpretó a Platón, Marx a Hegel y Hegel a Kant. ¿Platón? Los de Platón son los diálogos más falsos de todos. Consisten en alguien que habla y otro que a cada rato dice: Por Zeus, estás es lo cierto".
Lógica masturbatoria.
Con un inglés cortado a motosierra pero imparable, Zizek pasó por Madrid para dictar una conferencia en el Círculo de Bellas Artes dentro de un ciclo sobre la inmigración. ¿El título de su charla? "Teme a tu prójimo como a ti mismo". En el taxi matiza: "No es un consejo, es una descripción de la ideología dominante. Hay dos palabras fetiche: tolerancia y agresión. ¿Pero qué significan en realidad? Agresión significa aproximarse demasiado. Por eso Occidente ejerce la tolerancia a distancia, virtualmente. Somos solidarios con los africanos en África, no con los de nuestro barrio". Para Zizek, el ejemplo máximo de esa ideología es Estados Unidos. Allí, dice, todo puede ser una agresión: "Tocar a alguien, mirarlo demasiado... Igual que queremos pasteles sin azúcar queremos a un prójimo descafeinado. En California la gran moda es un invento llamado Masturbatón: cuatrocientas personas se masturban en un lugar público, pero no tienen derecho a tocarse. La entrada cuesta 20 dólares y, por supuesto, el dinero se destina a una obra de caridad. Esa lógica masturbatoria es la que rige hoy las relaciones sociales. Vivimos en un solipsismo colectivo. Eso es también Internet: todos conectados pero todos aislados". Juegos de PC. En las entrañas del ordenador que lleva al hombro, el pensador esloveno carga el ensayo que acaba de terminar –sobre la violencia– y el que acaba de empezar, que, adelanta, empieza con Heidegger y termina con El Código da Vinci. Así es Zizek. Afirma que va a dejarlo todo para consagrarse a escribir sobre el idealismo alemán pero se le iluminan los ojos hablando de Stalin Subway, un juego con el que pasa las horas junto a su hijo, de cinco años: "Los juegos de ordenador requieren una concentración y un orden que te permita inventar un país y mantenerlo en pie". Autor de títulos como Lacrimae rerum (sobre cine), Bienvenidos al desierto de lo real (sobre el 11-S) o La tetera prestada (sobre Irak), Zizek dice no tener recetas: "Mi propuesta es: tomémonos el tiempo de pensar por qué hemos llegado aquí y quién nos ha traído. No nos dejemos atrapar en la trampa humanitaria, que es otra de las grandes ideologías de hoy. La caridad es ahora parte del capitalismo global y sus figura principales son George Soros y Bill Gates. Su lógica es: te quito todo el dinero y luego te doy las vueltas. En esto sigo siendo marxista, pero lo que me interesa de Marx no es la lucha de clases sino la lucidez con que señala las contradicciones del capitalismo". Mientras salta de un tema a otro, Zizek insiste en definirse como un modesto pesimista: "Sólo digo: mantengamos la mente abierta, no aceptemos las fórmulas. Merecemos algo más que un capitalismo con rostro humano". Azote de Bush con sus artículos en The New York Times, el filósofo afirma que la gran catástrofe de los países árabes es el declive de la izquierda laica. "El panarabismo de los años 50", explica, "era un movimiento laico. Hoy prácticamente han desaparecido los laicos del mundo árabe, en buena parte porque Estados Unidos se alió con los islamistas para acabar con los demócratas, en los que veía un nido de comunistas. Los agentes de la CIA de ayer son los terroristas de hoy. Ahora sucede lo contrario. Para la izquierda europea, los laicos árabes anti-islamistas son agentes americanos". "Hablo demasiado ¿no?". Con un ojo en el reloj del aeropuerto, pregunta por El laberinto del fauno y cuenta que coincidió en un estreno con Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu: "Con Del Toro congenié al momento. A los otros dos no les bastaba con ser directores de cine, además querían ser intelectuales. Me pasó lo mismo con los Wachowski", concluye refiriéndose a los directores de Matrix, una película a la que dedicó Las dos caras de la perversión, su segundo ensayo más famoso. El primero es El arte del ridículo sublime, consagrado a David Lynch: "No me interesa la gente que está fuera del sistema, sino los marginales que todavía trabajan dentro. El gran ejemplo era Robert Altman". A Lynch no lo conoce personalmente: "Estuve a punto. Había leído mi libro y no había entendido nada, pero le intrigó. Quería conocerme. Incluso alguien quiso que hiciéramos una película con una conversación entre nosotros. No creo que hubiera funcionado. Sus entrevistas están llenas de clichés y yo no creo en el diálogo. Al final no quise conocerlo para que no me decepcionara. Es un genio. Eso sí, está loco".

¿Crees en dios?


Lo dice Paul Auster con rotunda claridad: «Sólo un ignorante» puede decir que la religión no influye en la vida de la gente y basta darse una vuelta por la historia para comprobar que siempre ha sido así. Esto es algo que para Auster está más allá de cualquier juicio de valor. Luego explica su crisis de los 16 años, cómo el rabino le dejó que abandonara la sinagoga y sus problemas con un Dios responsable de todo. En sus novelas, explica, aparece la redención y la regeneración como un tema fundamental. «Creo en Dios pero no le molesto», ironiza el también judío Saul Bellow, mientras que David Lynch, como si repitiera un guión de sus películas, afirma que «dentro de nosotros está el bien y el mal». Por paradójico que pueda parecer, Martin Scorsese, director de 'La última tentación de Cristo', se confiesa católico, pero no está muy seguro de que Dios exista. En su Little Italy de Nueva York, como en tantas otras partes, el catolicismo era una cultura, con independencia de que se creyera o no. En suma, un libro curioso. Y entretenido.

Vargas Llosa será investido Honoris Causa de la Universidad de Málaga

La Universidad de Málaga nombrará Doctor Honoris Causa al escritor Mario Vargas Llosa el próximo 25 de abril en un solemne acto que se celebrará a las 19.00 horas en el Paraninfo de la UMA, según pudo conocer ayer La Opinión. La doctora Guadalupe Fernández Ariza, profesora titular de Filología Española, Filología Románica y principal promotora de la iniciativa, actuará como madrina en el acto de investidura.La investidura del escritor peruano como Doctor Honoris Causa de la UMA fue aprobada en una sesión ordinaria del claustro universitario en mayo del año pasado, una propuesta que inició Fernández Ariza y que consiguió el respaldo de la mayor parte de los asistentes a dicha reunión.Mario Vargas Llosa cuenta con este reconocimiento en más de una treintena de universidades en todo el mundo, aunque desde el principio del proceso del nombramiento se ha mostrado muy agradecido con la Universidad de Málaga. Ya manifestó a los impulsores de esta iniciativa sentirse "muy honrado y entusiasmado" con esta investidura, y más procediendo de Málaga, ciudad con la que mantiene una relación desde hace más de dos décadas.Marbella. Y es que el autor de títulos como `La ciudad de los perros´, `Los cachorros´ o `La fiesta del chivo´ posee una casa en Marbella en la que veranea desde 1986. Es más, se ha confesado un habitual en la clínica de adelgazamiento Buchinger, a la que acude casi anualmente "a quemar los pecados gastronómicos", como ha declarado en varias ocasiones este Premio Cervantes 1994. El mar y la vida tranquila de Marbella, "casi monacal", atrajeron al literato a Málaga. Es tal el espíritu marbellí del peruano que una de las calles de Puerto Banús porta su nombre. Son las distinciones locales para el autor, nacido el 28 de marzo de 1936 en Arequipa (Perú), que tiene casi (falta el Nobel) todos los honores del ámbito de la cultura.El día que se confirmó el nombramiento de Mario Vargas Llosa como Doctor Honoris Causa también se comunicó que recibirán dicha distinción el crítico argelino Albert Bensoussan, el biólogo chileno Humberto Maturana, el jurista Juan Antonio Carrillo y el neurocientífico sueco Kjell Gunnar Fuxe.

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