La soledad
Mi soledad, sin grandes frases, es una prueba demasiado larga. La buena comida me sabe a cartón, cuando la masco arrinconado, olvidado en el ruidoso restaurante. Ríen las mesas, ríe el vino en la garrafa, pero la luz no me penetra. Todo resbala sobre mi piel, como sobre el lomo de una piedra ahogada.
Julio Ramón Ribeyro
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