Ayer franqueé ariscos ríos voladores...
Ayer franqueé ariscos ríos voladores de enardecidas aguas sólidas, y alcancé a auscultar una miríada de cebras violetas con cuernos de unicornio gallego.
En un sendero evanescente, me bramaron un millar de perros sofistas (que, de rato en rato, maullaban como anacondas astrales); y, más luego, me hicieron ceremoniosas venias unos gatos políglotas (que ladraban en silencio como los alacranes marinos del desierto de Atacama).
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